Leandra Farkas, “somos un gran club de ski, una gran familia”

Esta vez quisimos entrar al corazón del club, quienes hacen de Club Valle Nevado un lugar cercano y familiar, acercarnos a las personas que lo conforman.  Leandra Farkas lleva muchos años ligada a CVN junto a su marido, Sergio Frenkel. Fue él quien la llevó a acercarse a este deporte, ya que desde niño subía a La Parva con familia y amigos. Para Leandra, en un principio el ski le pareció muy lejano a lo que a ella le gustaba y estaba acostumbrada, el sol y mucho mucho calor. Sin embargo, cada vez se hizo más usual que el destino de todos los fines de semana fuera la montaña, para respirar aire puro y esquiar, hasta que en uno de esos sábados en que visitaban Valle Nevado, tuvieron la oportunidad de comprar un departamento y comenzar una nueva vida ligada casi 100% a este deporte. De eso ya han pasado 11 años.

Junto a Sergio tienen tres hijos, Dana de 16 años, Mijal de 15  y  David de 11, todos excelentes corredores de Club Valle Nevado. “Partieron esquiando con clases particulares, sin embargo, nos dimos cuenta de que para que lo pasaran realmente bien era necesario esquiar con un grupo, hacer amigos. Conocimos a José Santiagos que nos habló del Club de Ski Valle Nevado, nos encantó la idea, no lo pensamos dos veces y las incorporamos”, nos cuenta Leandra.

En ese entonces el club no contaba con tantos integrantes y a pesar de que al principio  sus hijas al ser las más pequeñas estaban solas, pronto empezó a crecer el grupo. Para ellas no era salir a clases para aprender a esquiar, si no era salir a pasarlo bien. Luego David siguió sus pasos, Sergio comenzó a entrenar con el grupo Masters, y así todos sus  fines de semanas y vacaciones invernales transcurrían en la nieve.

Quisimos conocerla un poco más, saber cómo es su vida  ligada a nuestro club y lo que espera a futuro.

¿En qué momento viste que tus hijos tenían muchas condiciones?

Comenzaron las competencias, y resultó que a ambas les iba excelente, para gran sorpresa mía. Como mamá chocha siempre pensaba que mis hijas esquiaban muy bien, pero la verdad nunca creí que les iría así en las carreras, ni menos salir campeonas!! Pensaba que los primeros lugares estaban destinados a aquellos niños provenientes de familias con tradición esquiadora, y en este mundo de la nieve, nosotros éramos unos completos novatos. El primer año de competencias éramos algo así como los extranjeros inmigrantes en este ambiente, no solo por no tener apellidos de esquiadores, sino también porque pertenecíamos al Club Valle Nevado, con evidente inferioridad numérica frente al resto.

¿En qué momento te das cuenta que esto ya no era tanto un pasatiempos, sino que se estaba convirtiendo en algo más profesional?

Como dices, al principio todo esto no era más que un pasatiempo sano. Qué mejor que escaparse del contaminado invierno santiaguino, a un lugar bello, realizando deporte y disfrutando en familia… Poco a poco esto comenzó a ser más y más demandante. Nos empezaron a hablar de cosas inimaginables aún para mí, como distintos tipos de ski, radios y largos, más y más competencias fuera de Valle Nevado, Nacionales, Intersur, Patagónicos, doble temporada de ski, lo que significaba cambiar “mis vacaciones ideales” con verano soñado, a viajes al extranjero “persiguiendo” la nieve con kilos y más kilos de sobrepeso, lugares hermosos, pero con unas temperaturas heladísimas realmente distintas a las que estábamos acostumbrados. Desde un principio con Sergio tomamos la decisión de acompañar a nuestros niños en este deporte, en los entrenamientos, competencias, viajes, camps de verano etc.

¿Cómo ha sido la experiencia para ti como mamá?

Descubrí que soy una mamá bastante aprensiva, y gracias a que no trabajo, he podido acompañar a mis hijos a cuanta carrera, entrenamiento y viajes que he podido. Este deporte demanda mucho sacrificio por los horarios, temperaturas, clima, sumado a que en un principio mis hijas no solo eran de las más pequeñas sino las únicas mujeres. Con el tiempo ya no hablamos de sacrificio, si no de pasión. Y qué mejor que poder apoyar, acompañar y ayudar a que nuestros niños disfruten de su pasión y se desarrollen integralmente, no solo como estudiantes, sino como deportistas, buenas y sanas personas.

¿Cómo fueron tus primeros años, qué recuerdos tienes?

Desde un comienzo me sentí como bicho raro, ya que los otros clubes especialmente los de la región metropolitana, eran muy superiores a nosotros en cuanto a cantidad de corredores y entrenadores, para qué hablar de los podiums que eran repartidos entre ellos, pero poco a poco empezamos a hacernos un espacio y a figurar más y más… Con Sergio optamos por una participación más activa en el club. Él entró al directorio, y yo ayudando desde el costado para que cada vez pudiéramos seguir creciendo como club, y no ser el club chico de la región metropolitana.

¿Y desde ahí, cómo ves que se ha desarrollado nuestro club?

Me llena de orgullo ver las canchas teñidas de naranja, carreras organizadas por nosotros que son exitosas, muy ordenadas, y acogedoras con los que nos visitan, ver tremendos grupos de chiquititos disfrutando de sus entrenamientos, instructores comprometidos con su trabajo, muchos padres nuevos apoyadores, y actividades sociales recreativas que tienen como único objetivo conocernos, pasarlo bien en familia, y son un tremendo éxito.

¿Qué crees que nos diferencia de los otros clubes?

Creo que algo que nos diferencia del resto, es que Club Valle Nevado es un club compuesto por muchas familias, que compartimos valores como el deporte sano en familia, el compañerismo, la entretención, la amistad. Hay competencia, y obviamente queremos tener muchos éxitos, sin embargo esto no es nuestro único fin, sino un objetivo más, y nunca pasando a llevar sensibilidades de otros ni valores tan importantes como el fair play y compañerismo.

¿Qué te ha entregado este deporte después de todos estos años?

En nuestro caso en particular hemos tenido muchas satisfacciones gracias a este deporte y gracias a pertenecer al club. Nuestras hijas han obtenidos grandes logros a nivel competitivo, tanto en el circuito metropolitano, como en los nacionales, incluso en carreras internacionales. No soy de “cachiporrearme” mucho con sus logros, pero obvio que soy una mamá requete chocha y orgullosa, cada vez que ganan y se suben al podio a recibir su medalla.

Y en relación al club…

Hemos sido partícipes activos del crecimiento de nuestro club y estamos muy felices de ver cómo ha ido evolucionando positivamente a lo que es hoy en día. Con un gran número de socios, de todas las edades, una estructura organizada, un cuerpo técnico muy profesional, y muchas familias queriendo participar y cooperar con el club. Seguro aún quedan muchas cosas que mejorar, y nuevos desafíos que enfrentar. Pero hoy más que nunca tengo esta visión que me gusta mucho, la de un gran club de ski, una gran familia.

¿Cómo ves a tus hijas a futuro?

Ellas decidirán hasta donde seguir. Se pueden poner metas muy altas… nosotros con Sergio vamos año a año apoyándolas mientras ellas quieran continuar. Por el momento ambas están muy motivadas, y nosotros felices que sigan avanzando en esto que es su pasión, sin descuidar sus estudios ni su vida social ni familiar. Son felices y eso nos hace felices a nosotros obviamente.