Moisés Vargas: Padre, esquiador y entrenador. Todas las caras del Club en una sola persona.

Ex corredor de CVN, actual entrenador y también padre de niños esquiadores de Club Valle Nevado. Hoy nos cuenta como ha traspasado su amor por la montaña a sus hijos, generando un hermoso ritual de contacto con la naturaleza y como el Club ha ayudado en su formación.

¿Que te entregó CVN en tu formación personal?

CVN fue mi puerta de entrada para conocer desde dentro el ski alpino, entendiéndolo como deporte y me ha llevado a conocer las distintas realidades a nivel mundial. Mi formación técnica fue de excelencia, lo que he podido constatar en los distintos cursos que he realizado en Chile y en el extranjero, teniendo un respaldo que siempre supera con creces las exigencias en estas instancias.

Me conectó con colegas que me han aportado muchísimo en mi formación personal, compartiendo sus experiencias y virtudes.

Pertenecer al CVN me ha permitido cultivar la disciplina, evidenciar cómo el trabajo rinde frutos, y darme cuenta que desde el lugar donde estamos, no tenemos barreras para llegar a las instancias más altas a las que se pueden aspirar en cualquier deporte. Me ha entregado relaciones maravillosas con grandes personas que viven e irradian la pasión por este deporte en todas sus áreas.

 

Como padre, ¿qué te motivó a inscribir a tus hijos en CVN?

No dude en ningún momento cuando se dio la posibilidad de que mis hijos entraran a participar en los entrenamientos del club, ya que me dio la posibilidad de estar en familia, lo que permitió trazar nuestro camino de vida.

Conociendo desde dentro el qué hacer del club, sus entrenadores y el medio, era una tremenda oportunidad de formación y aprendizaje. Hoy puedo mirar hacia atrás y constatar lo enriquecedor que ha sido este proceso.

¿Cómo es un día de ski en tu familia, considerando de que además de apoderado eres entrenador?

He podido transmitir mi motivación hacia la montaña a toda la familia, por lo que ir a esquiar es algo que nos moviliza a todos. Siempre hemos vivido durante la temporada en Farellones, así que desde muy temprano nos preparamos y nos disponemos a subir a Valle. Vivenciamos los amaneceres mirando hacia Yerba Loca y luego el viaje por la montaña nos hace conectarnos con nuestro entorno. Soñamos con todas las líneas posibles de esquiar, especialmente en la cara sur de Santa Tere. Hemos transmitido la capacidad de observar la montaña en cada uno de estos viajes. Y luego, con estas experiencias podemos comenzar nuestras actividades deportivas, con esa consciencia de base cada día.

Llegando al plano, nos dividimos cada uno en sus propias actividades. Mi mujer trabaja en la escuelita y los niños se van a sus grupos de entrenamiento. Nos reunimos al almuerzo donde nos preocupamos de alimentar nutritivamente a nuestros niños para que puedan sobrellevar la larga jornada de entrenamiento. Y al final del día, siempre quedan energías para dar una vuelta más todos juntos. Volvemos a Farellones con ese cansancio placentero propio del ski y disfrutamos de una reponedora cena, conversando de cómo estuvo el día y las infinitas historias y anécdotas que vivenciamos

 

Como formador y padre, ¿de qué manera se podría apoyar a los niños para enfrentar la frustración?

Quizás este tema es uno de los grandes desafíos dentro de una sociedad y actividad tremendamente competitiva, por lo que debemos estar en todo momento enfocados en el proceso, educando la capacidad de autoconocimiento y enseñando a valorar los propios logros, como el pilar central del desarrollo de los niños. Siempre intento mostrar a los niños que los logros competitivos tienen directa relación con las “horas de vuelo” y los hábitos deportivos, más que con talentos específicos. La contención y el cultivo de las buenas relaciones en el grupo son mis principales preocupaciones como entrenador.

 

Como padre, ¿qué consideras que es lo más importante que CVN le ha enseñado a tus hijos?

 

El CVN les ha enseñado que los límites se pueden superar siempre, que paso a paso podemos sortear cualquier obstáculo en la vida y que, como lo han demostrados muchos de los atletas y entrenadores, podemos alcanzar las instancias más altas posibles a nivel mundial en este deporte, sembrando una semilla motivacional en ellos. Los entrenadores siempre han dado más de lo que se les pide y han creado vínculos muy pro



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